Guía rápida para el extranjero: Venezuela hoy

viernes, 14 de febrero de 2014 - Publicado por BabeDeJour en 12:35
No sé de dónde es esta imagen, pero el punto de la pancarta es perfecto.
                                            
Empiezo por el principio: el gobierno venezolano tiene problemas, gravísimos, que en el curso del último año se han deteriorado exponencialmente. Las calles son casi intransitables (a causa de inseguridad, tráfico, transporte público en mal estado; usted elija), la cerca mediática se ajusta cada vez más a nuestro alrededor (cierre de emisoras, casi 7 años de clausurado RCTV, sospechosísima compra del canal opositor con cambio de línea editorial...), la escasez de productos deja al venezolano en una cola perenne de supermercado a ver qué consigue y dónde (por no mencionar la escasez de medicinas, papel para imprenta, y por temporadas hasta de gasolina a pesar de que el petróleo es el único producto de exportación masivo en este país), existen grupos paramilitares como los Tupamaro armados y aupados por el gobierno, la industria se ha visto mermada al mínimo gracias a leyes y políticas económicas sin sentido, casi no hay divisas para importación y cada vez menos incluso para el ciudadano, tenemos la inflación más alta del mundo...
Enumerar los problemas que sufre Venezuela durante el gobierno actual es quedarse todo el día. La "calma" relativa de la ciudadanía se debe, dependiendo al sector de la población del que se hable, a distintas razones: desde las "Misiones" de gobierno (programas de ayuda social, relativamente exitosos, que van desde alfabetización hasta otorgación de viviendas) en los estratos más bajos, pasando por hartazgo al ver que ninguna solución en once años ha funcionado, hasta miedo de represión estatal ante cualquier sublevación (sin duda las dos últimas son sobre todo problemas de la decreciente clase media).
Un apartado corto acerca de las misiones: no quito que algunos esfuerzos han sido acordes (aplaudo sobre todo la idea de Barrio Adentro, programa en el que se crean centros médicos para primeros auxilios en sectores populares - aunque estén compuestos de médicos cubanos y no venezolanos, y tenga muchísimas fallas), pero sobre todo se trata de dádivas gubernamentales superficiales (los tratamientos médicos fuertes son remitidos a hospitales, donde lo que se puede practicar es medicina de guerrilla porque se repite el coro de Juan Luis Guerra de no me digas que no tienen anestesia) y no soluciones a problemas reales, por no decir que alientan la eterna dependencia venezolana al gobierno como Mesías que debe resolver cada detalle de la totalidad de su vida.
Eso, por un lado. Por otro: la oposición venezolana se ha ocupado de cometer todos los errores posibles en los últimos quince años. Ha llamado a la inconstitucionalidad dándole motivos al otro, ha cedido espacios (famosas son las elecciones legislativas del 2006 a las que la oposición renunció dándole todo el poder de creación de leyes al oficialismo), llamó a una huelga general de dos meses que resultó en el declive de la economía (la excusa para despedir a casi todo el plantel de la empresa petrolera estatal, PDVSA, y reemplazarlo con adeptos a gobierno a menudo sin preparación para sus nuevos cargos) y dio la razón perfecta para implementar un sistema de control cambiario que perdura hasta hoy, cada vez más cerrado.
Desde hace un tiempo para acá, las acciones de la oposición han sido más acertadas - pero todavía, no basta. No basta hoy un país en protesta donde quien llamó a tomar la calle (Leopoldo López, quien tiene orden de captura por lo mismo) se desasocie de lo que sucede. No dan abasto los políticos indecisos, mientras se cae a pedazos un país que intentan liderar cuando no defender.
Lo que pasa en Venezuela hoy tiene características de Occupy: élites políticas disociadas de la realidad, información y convocatoria desde redes, manifestaciones a lo largo del país, exigencias desorganizadas y malestar general. Sabiéndose manejar, podríamos presenciar una primavera venezolana.
¿Es la violencia la solución a todo esto? Quiero pensar que no, pero entiendo al que piensa lo contrario - y no sabría dar con una respuesta alternativa; quiero buscarla, ¿pero existen los espacios?
El venezolano que protesta hoy definitivamente es de clase media: la información sólo se encuentra en redes y no toda la población está conectada. Los problemas reales no son menos palpables por ello. El issue de esta aventura es el no saber hacia dónde estamos yendo: el liderazgo no se decide, la ciudadanía está molesta y en el borde de la desesperación y no tiene plan ni agenda clara.

Puede que esto quede aquí, puede que pase a mayores. Pero algo se está cocinando hoy en las calles de Venezuela.